jueves, 10 de marzo de 2016

El Miserere de la Montaña



PERSONAJES PRINCIPALES POR ORDEN DE APARICIÓN EN EL RELATO:
Músico: No cita el nombre.
Hermano: Fraile de la Abadía.
Rabadán (pastor): No cita nombre.
           
UBICACIÓN: Abadía de Fitero

RESUMEN DE “EL MISERERE”
El encuentro de unos viejos cuadernos de música de un Miserere, en la Abadía de Fitero, con unas extrañas y lúgubres indicaciones al final, dan paso al relato que justifica por qué está inacabado

PARTE I
Un romero llega en una noche lluviosa a la abadía, buscando cobijo. Allí es atendido por  un hermano que le pregunta por el objeto de su viaje.


Llegada a la Abadía de Fitero
El caminante es un músico, cuyo arte le sirvió en juventud como instrumento de seducción que le llevaría a cometer un crimen, del que, sintiéndose profundamente arrepentido, ahora quiere redimirse igualmente con la música, mediante la composición de Miserere, como nunca antes hubo otro. Ha viajado por muchos países buscando fuente de inspiración, pero no la encuentra, aunque piensa que los ha oído todos. Es entonces cuando le hablan de uno que seguro no ha oído, el Miserere de la Montaña. Al parecer, hace muchos siglos habitó aquellas tierras un señor que desheredó a su hijo, y con sus bienes construyó un monasterio. Una noche de Jueves Santo, justo cuando los monjes entonaban un Miserere, el hijo despechado y sus secuaces, prendieron fuego al convento, matándolos a todos. Desde entonces, todos los Jueves Santos, se produce un portento, desde la lejanía pueden verse luces, a través de las ventanas de la iglesia, acompañados de extraños y lúgubres ecos que, según se dice, entonan los monjes que quizá murieron sin estar preparados.

Fuego y Muerte en el Monasterio
Ante el asombro de todos, y tras preguntar por donde quedan las ruinas, el romero se adentra en la noche, pues es precisamente Jueves Santo.

PARTE II
Llegado el músico a las ruinas en la tormentosa noche y tras una larga espera, nada sucede, lo que le hace pensar que quizá lo hayan engañado. Pero cuando menos lo esperaba, un reloj inexistente dio hasta once campanadas, mientras toda la ruinosa estancia se iluminaba misteriosamente, con una lúgubre luminiscencia. Con incomprensibles movimientos espasmódicos, la derruida iglesia comienza a reconstruirse. Un murmullo de voces comenzó a elevarse desde la tierra.

Fue entonces, cuando el músico pudo ver horrorizado como del fondo de las aguas donde fueron arrojados, los descarnados monjes, cubiertos por los jirones de sus hábitos, ascendían por la peña, entonando el primer versículo del Miserere de salmo de David:

¡Miserere mei, Deus, secundum magnam misericordiam tuam!

Ascenso por la peña de los Monjes descarnados
Los ruidos entonados por la propia naturaleza, eran los que conformaban la prodigiosa música.

La fúnebre ceremonia sigue desarrollándose en aquella onírica situación para el romero, hasta que se sintió sacudido, llegado el punto en que los monjes entonaron estas duras palabras del Miserere:

In iniquitatibus conceptus sum: et in peccatis concepti me mater mea.  

Todo el dramatismo, torna glorioso cuando cantando:

Auditui meo dabis gaudium et loetitiam: et exultabunt ossa humiliata.

Todo se desborda con luminosas visiones celestiales que provocan que el músico caiga inconsciente ante tal esplendor.

Cántico del Miserere

PARTE III
Al día siguiente, el romero se presentó en la Abadía, donde con sorna preguntaron si había escuchado el Miserere. Todos pensaron que había enloquecido al afirmalo, pero no obstnate accedieron a darle comida y cobijo durante un tiempor en el que escribiría la prodigiosa música del Miserere.

Así lo hizo hasta que llegando al último versículo, no pudo hacerlo por más que lo intentó, enloqueciendo y muriendo finalmente.

Locura y Muerte del compositor


 Así lo guardaron los monjes, inacabado.

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