PERSONAJES PRINCIPALES POR ORDEN DE APARICIÓN EN EL RELATO:
Beatriz: Hija de los Condes de
Borges.
Alonso: Hijo de los Condes de
Alcudiel.
RESUMEN DE “EL MONTE
DE LAS ÁNIMAS”
PARTE I
Se acerca la noche en el día de
Todos los Santos, por lo que unos cazadores que se encuentran en el Monte de
las Ánimas, deciden regresar a la ciudad.
REGRESO AL CASTILLO |
Beatriz quiere continuar la
batida, pero su primo Alonso le cuenta una historia que justifica el retorno.
El Monte perteneció a los Templarios, el rey los hizo venir a esas tierras con
agravio de los nobles que las reconquistaron. Entre ambos se gestó un odio que
acabó por estallar. El Monte era coto de los Templarios, sin embargo, los caballeros
decidieron internarse en estas tierras para batir a los lobos, lo que provocó
una gran batalla con numerosos muertos. Aquellas lindes, donde juntos se
enterraron amigos y enemigos fueron abandonadas. Se cuenta que, desde entonces,
la noche de difuntos tañe sola la campana de la abandonada capilla y que las
ánimas de los muertos, corren, en cacería sobrenatural, espantando todo lo que
a su paso encuentran y dejando huellas fúnebres de sus descarnados pies sobre
la nieve.
PARTE II
En el palacio de los Condes de
Alcudiel, las viejas cuentan historias de aparecidos, mientras en las afueras
las campanas doblan lastimosamente. Ambos primos se despedirán pronto, por lo
que Alonso le ofrece a Beatriz el joyel que sujetaba la pluma en su gorra. Pero
Beatriz lo rechaza con desdén, no queriéndose ver comprometida. El le dice que
siendo el día de Todos los Santos, también lo era el suyo, por lo que podría
aceptar el presente sin verse obligada, si bien, le comenta que igualmente ella
podría corresponderle con un regalo.
Beatriz rebusca una banda azul
que prendó a su primo, pero le indica que se ha perdido durante la caza. Alonso
quiere evitar a toda costa internarse aquella noche en el Monte de les Ánimas,
pero su prima, altanera, lo compromete. Sintiéndose obligado, Alonso abandona la estancia, en su busca.
PARTE III
Habían pasado tres horas, y
próxima la medianoche, Beatriz se retiró a su oratorio. Alonso no había vuelto.
Quizá tuvo miedo, pensó Beatriz.
Cuando finalmente se acuesta,
poco a poco va perdiendo su presencia de ánimo. Ruidos inexplicables fuera y
entro de la estancia la van sumiendo en un progresivo temor que en un principio
cree fruto de su imaginación, pero que, finalmente, no puede por menos que
considerar real, siente que algo o alguien, está junto a su cama.
La eterna noche dio paso a la
aurora. Beatriz siente lejos sus temores pasados, pero cuando descorre las
cortinas de su cama, un profundo terror la embarga: junto al reclinatorio está
su banda azul desgarrada y cubierta de sangre.
Cuando sus sirvientes acuden a
noticiarle la muerte de Alonso, devorado por los lobos, la encuentran con los
ojos desencajados, cogida rígidamente a uno de los mástiles de su cama.
¡Beatriz ha muerto, ha muerto…de horror!
PARTE IV
Dicen que un cazador extraviado
aquella noche de Difuntos, antes de morir al día siguiente, pudo contar como
entre otras muchas cosas espeluznantes pudo ver como una joven desmelenada y
descalza, daba gritos alrededor de la tumba de Alonso, mientra era perseguida
por corceles y guerreros descarnados.
LO SOBRENATURAL
La fecha y el lugar son utilizados hábilmente por el
escritor para plantear su exposición del hecho sobrenatural. La acción no se desarrolla
cualquier día, sino entre la tarde-noche del 1 de Noviembre, día de Todos los
Santos, y la madrugada-día del 2 de Noviembre, día de los Fieles Difuntos. Tampoco
el lugar es indiferente, es precisamente el Monte de las Ánimas.
Respecto al 1 de Noviembre, indicar que se ha señalado que
en esa fecha se celebraba una fiesta pagana de origen celta, conocida como
Shamain, que al parecer festejaba el inicio de un Nuevo Año. Esto suponía, por
tanto que el final del año se producía el 31 de Octubre.
Para la festividad cristiana, siendo el 1 de Noviembre, el
día de Todos los Santos, el día 31 de Octubre era su víspera. En lengua inglesa
este día era conocido como All (todos) Hallow´s (de los Santos) Eve (Víspera),
es decir, Víspera de todos los Santos, que con el tiempo acabaría contrayéndose
y derivando en el hoy conocidísimo, incluso en tierras latinas, como Halloween.
La carga tenebrosa de las fechas citadas está servida desde
antiguo, y como se ve, no exclusivamente en nuestras tierras, pero por si fuera
poco entra en juego también el día 2 de Noviembre, día de los Fieles Difuntos.
El autor juega con la fuerza de esta fecha, combinándola con la del lugar donde
se producirá el hecho: el Monte de las Ánimas. Las Ánimas, quizá asociadas a las
Ánimas del Purgatorio, almas que aún se encuentran purgando parte de sus
culpas, podrían ser la clara manifestación sobrenatural, de estos Fieles Difuntos.
El poeta probablemente juega con este enigmático recurso, aunque sólo habla genéricamente
de ánimas. Quizá, de esta manera, las desvincula del componente religioso
propio de la festividad, lo que le permitiría, llevando la idea al extremo,
otorgar naturaleza violenta a estos espíritus que acaban persiguiendo a Beatriz.
El peso emocional que originará en el relato los hechos
luctuosos que se desencadenarán sobre los protagonistas, está apoyado
fuertemente en un trágico acontecimiento del pasado, la lucha a mortal entre
Templarios y Nobles.
Los Templarios fueron grandes monjes guerreros que solo debían
obediencia al Papa. Tras sus campañas en oriente, obligados a regresar a
occidente, su poder económico y militar despertó la envidia y el resentimiento de
muchos poderes fácticos, creándose grandes enemigos entre la realeza y el
clero. Algunos de ellos, siendo sus deudores, vieron en su eliminación, la
solución a sus problemas. Una grave, polémica y contradictoria acusación de
herejía acabó con sus intereses y en muchos casos, con sus propias vidas. El
misterio siempre rodeó sus creencias y acciones, nuevo recurso, que sin duda
aprovechó magistralmente Bécquer.
Nuevamente aparece una muerte violenta como desencadenante
del hecho sobrenatural, a la que, en este caso, habría que añadir el gran
número de las que se producen, que provocadas por el enfrentamiento entre
templarios y nobles, habrían dejado “impregnadas” de emanaciones anímicas las
lindes del Monte.